Estreñimiento en bebés y niños
El estreñimiento en bebés y niños pequeños no es raro. Independientemente de la causa y del posible tratamiento médico que reciba el niño, hay cosas que puedes hacer para aliviarlo y prevenir que se estriña

Un masaje suave y un baño caliente pueden ayudar: el estreñimiento es desagradable, pero a menudo se puede normalizar la consistencia de los excrementos con remedios sencillos.
También puedes tomar algunas medidas preventivas para ahorrarle a tu hijo la sensación de presión y el dolor asociado al estreñimiento
Posibles causas del estreñimiento
Estadísticamente, los bebés que maman tienden a estreñirse menos que los que toman alimentos de sustitución. Esto se debe a que la leche materna suele ser más fácil de diferir. Si la comida está mal preparada o se elabora con agua con un contenido excesivo de cal, los excrementos pueden endurecerse.
Otra posible causa es el cambio de alimentación, por ejemplo, cuando el bebé toma su primera papilla. A veces puede pasar que el bebé tiene intolerancia a algún ingrediente de la comida o que es demasiado pronto para introducirlo.

Además del estreñimiento causado por la alimentación, también es posible que las causas sean físicas: tensiones en la familia, una mudanza, los primeros días de guardería y otros factores de estrés pueden influir en la digestión. Además, cuando el niño deja de usar pañales, este cambio puede producir un estreñimiento temporal.
Algunos niños se aguantan las deposiciones porque están ocupados jugando o porque no quieren usar lavabos que no conocen. Esto también puede causar estreñimiento. Si el niño siente dolor a causa del estreñimiento, puede desarrollar miedo a ir al baño, lo que constituiría otra razón posible de que no pueda defecar. De esta manera se crea un círculo vicioso, ya que la próxima vez volverán a aparecer los dolores a causa del estreñimiento.
Si el niño padece estreñimiento a menudo o de forma permanente, consulta a un médico para descartar causas físicas, como, por ejemplo, diabetes mellitus, hipotiroidismo o un estrechamiento intestinal.
Síntomas
Los bebés y los niños pequeños aún no pueden expresar lo que les pasa, por lo que es tu responsabilidad detectar el estreñimiento, algo que no siempre es fácil.
En las primeras semanas de vida, el intestino se debe vaciar varias veces al día, una frecuencia que se reduce con el tiempo. No obstante, que el pañal esté vacío uno o dos días no significa necesariamente que el bebé esté estreñido: si evacúa la vejiga regularmente y no presenta ningún otro síntoma, no tienes por qué preocuparte.
Un indicio claro son los excrementos duros y secos, pero cuidado, porque una consistencia viscosa también puede significar que hay estreñimiento: si los excrementos duros permanecen demasiado tiempo en el intestino pueden reblandecerse debido a la fermentación.
Otros síntomas posibles son los gases o la presencia de sangre en los excrementos, aunque esta puede provocarla otra enfermedad.
Si el bebé tiene la barriguita dura, puede ser a causa de un estreñimiento. De ser así, probablemente lo expresará apretando las piernas contra el vientre y llorando. También es posible que pierda el apetito.
Medidas
No hace falta que vayas al médico cada vez que el niño esté estreñido. Dale muchos líquidos entre las comidas, como agua y té sin endulzar. Si ya le estás dando papillas, puedes añadirle un poco de aceite de germen de maíz, salvado o linaza.
Los alimentos ricos en fibra, como las uvas, las manzanas, las peras o las ciruelas, ayudan a estimular la actividad intestinal. Según la edad del niño, puedes hacer un puré y añadirlo a la comida. Evita alimentos restringentes, como el plátano, los productos con cacao y el arroz.
Cómo prevenir el estreñimiento
Algunas medidas eficaces para prevenir el estreñimiento son llevar una alimentación equilibrada, beber suficiente líquido y moverse mucho. La dieta debe contener preferiblemente productos ricos en fibra y bebidas no endulzadas.
En cuanto el niño utilice el orinal o el retrete, puedes animarlo a que vaya regularmente. De esta manera, puedes evitar que se aguante la caca (queriendo o sin querer) y que se restriña.
Si el niño ya ha desarrollado algún tipo de trauma por culpa del dolor y por eso se aguanta las ganas de ir al baño, no lo presiones, ya que el estrés psicológico empeorará el problema aún más.
Dieta rica en fibra
Mucho líquido
Mucho movimiento
Animarlo a ir al baño
Empatía en las situaciones de estrés
